miércoles, 15 de agosto de 2012

Un oscuro secreto

Mi nombre es Alan, y guardo un perverso secreto, me gusta ponerme ropa de chica y hacer toda clase de cosas pervertidas, a mis dieciséis años de edad ya he mantenido relaciones sexuales, mi primera vez y donde comenzó todo fue con un chico, el era alto, moreno, de ojos verdes y piel pálida, casi como yo, pero yo tengo los ojos azules. En su casa un día después de clases empezó todo, mi descenso a un lujurioso mundo de perversión, el quería hacérmelo con la ropa de su hermana, yo al principio me negué, pero al final acabe cediendo, y he de admitir que fue tan divertido como excitante, desde aquel día que vi lo bien que me quedaba una falda, no he parado de travestirme, al principio solo lo hacia mientras mi follamigo y yo lo hacíamos, luego pase a hacerlo mientras me masturbaba y ahora, lo hago incluso para salir a la calle, doy gracias a dios por mi genética y mis rasgos andróginos, que me hacen parecer una chica cuando uso mi ropa y me peino como una chica.
Hoy he quedado con un chico un poco mayor en un parque, él conoce mi secreto y no hemos quedado para charlar precisamente, estoy algo nervioso sentado en el banco mas oscuro del parque esperándolo, ya llega diez minutos tarde, estoy empezando a pensar que quizá no se presente.
Habían pasado otros diez minutos y me estaba levantando para irme, entonces un chico alto, de pelo moreno y ojos marrones me saludó.

  • Hola, ¿Eres Sara?
  • ¿David?
  • ¡Si! Soy David, perdona que haya tardado tanto, mi amigo es un lento.
  • ¿A-amigo?
  • Si, un amigo me ha pedido el favor de unirse a nuestra fiesta, no te molestara ¿No?

No sabia que pensar, pero al final, conteste que no me molestaba y que seria bienvenido a nuestra fiesta. Él me invitó a seguirle hasta su coche donde su amigo esperaba en el asiento de atrás, pensaba que me subiría en el asiento del copiloto, pero en su lugar su amigo me invito a compartir el asiento de atrás con él, mientras llegábamos a su casa.

  • Wow, eres una chica muy guapa, tanto que ya se me ha puesto dura y aun no te he tocado

Me sonrojé por el cumplido y sonreí dulcemente. Antes de que me diera cuenta, tenia sus manos encima, tocándome por todas partes, ademas el vestido que había escogido no ayudaba mucho, en apenas un parpadeo, una de sus manos estaba subiendo por mi pierna bajo el vestido y conocía el destino, iba directa a mi pene que a causa de aquellas caricias ya se había endurecido.

  • Vaya... Eres una chica un poco traviesa, fijate, apenas te he tocado y ya estas así, me pregunto como estará aquel otro sitio...

No me dio tiempo a responder, pues se lanzo a besar mis labios, notar sus manos recorriendo y acariciando mi cuerpo mientras me besaba, hizo que me excitara mas, a medida que me besaba de una forma mas profunda, su mano se acercaba mas a mi culo, fue en lo mas apasionado del beso, cuando note como jugaba en la entrada de mi culo, acariciándolo, frotándolo y haciendo como que metía uno de sus dedos, separe mis labios de los suyos para pedirle que se humedeciera el dedo, me estaba haciendo un poco de daño, él sonrió y pidió disculpas mientras se bajaba la bragueta del pantalón.

  • ¿Sabes? Me gustan tus labios, y me gusta besarlos, pero en estos momentos me gustaría tenerlos en otro sitio...

Comprendí lo que quiso decir y de inmediato me puse a chupársela, su olor, su sabor, todo era tan bueno que no podía dejar de chupar y lamer, saboreando cada centímetro de aquella polla, yo me había puesto en una posición en la que podía acariciar mi culo y mi miembro cuanto quisiera, sus gemidos indicaban que le gustaba la forma en que se lo hacía, sus manos, que se habían centrado en acariciar mi cabeza, decidieron de nuevo darse un paseo por mi cuerpo, notaba como una de sus manos bajaba lentamente por mis espalda, acariciándola cuidadosamente, cuando llego a la altura de mi culo, me levantó un poco el vestido, me bajo la ropa interior y lo siguiente que note, fue como uno de sus dedos se adentraba en mi, mientras la otra mano seguía acariciando mi cabeza, a mi se me escapaban unos cuantos gemidos, que eran enmudecidos por su polla que no paraba de entrar hasta lo mas hondo de mi garganta y salir de ella.

  • Mmm... Tienes un culito muy apretado, me muero de ganas por meterte mi polla y hacerte gemir de placer.

Cuando mas interesante se puso la cosa el coche frenó y escuche a David decir “Ey parejita, ya hemos llegado, id bajando”.
Su casa estaba a las afueras, en una especie de urbanización de chalets. Su amigo y yo nos bajamos del coche, yo iba tan excitado que no podía ocultar mi erección con el vestido. David y su amigo me invitaron a pasar a la casa uno a cada lado de la puerta, cuando estaba pasando ambos me dieron un azote en cada cachete y eso me puso mucho mas caliente, nada mas pasar me deshice del vestido, quedándome solo en ropa interior, la puerta se cerro tras ellos y juntos comenzaron a tocarme por todos lados, no dejaron un centímetro de mi cuerpo sin tocar, entonces yo me arrodille ante ellos bajando con cada mano una cremallera y metiendo mis manos dentro de ellas para sacar lo que tanto quería, sus pollas, ellos rapidamente lucharon por ver quien era el primero en entrar en mi boca, pero yo no quería peleas, así que me metí las dos en mi boca y comencé a chupar ambas a la vez, jugando con mi lengua, acariciándolos a los dos por igual, mis manos tampoco se quedaron quietas, acariciaban ambas pollas y masajeaban también sus huevos, David decidió que ya era hora de hacer algo mas y se separó de mis labios y mi mano, para ponerse detrás de mi, levantarme un poco y hacer que me sentara sobre el, me fui sentando poco a poco dejando que mi culo se fuese acomodando a su polla, una vez que su polla estaba toda en mi interior comenzamos ambos a mover nuestras caderas. Mi cuerpo ardía de lujuria, nunca antes había hecho un trío, mi culo y mi boca estaban llenos cada uno con una polla y me encantaba, David me follaba cada vez mas profundo y mas rápido y su amigo no paraba de meterla y sacarla de mi boca, ambos llevaban distinto ritmo y me costaba un poco adaptar mi respiración al amigo de David, no paraba de gemir por toda la excitación y placer que estaba sintiendo, ninguno estaba tocando a mi ahí, pero la tenia dura y palpitante y notaba una extraña sensación que iba del interior de mi culo hasta la punta de mi polla, iba a tener un orgasmo solo con mi culo.
Ambos aumentaron un poco mas el ritmo y yo que apenas podía parar de gemir de placer, me corrí como nunca antes lo había hecho, sentía una cantidad inmensa de placer que me recorría desde los dedos de mis pies hasta la punta del ultimo pelo de mi cabeza, mi cuerpo apenas me respondía y caí sobre el pecho de David, el cual me dio su ultima embestida llegando al orgasmo dentro de mi y su amigo acabo sobre todo mi cuerpo, manchando mi pecho y mi cara, estaba tumbado sobre David, disfrutando de aque gran momento, cubierto con mi corrida, la de su amigo y con su polla dentro de mi llenando mi interior también de semen...

Aquella noche, dormí como nunca...

FIN.

miércoles, 25 de julio de 2012

Renacer


¿Que día es? Lo ignoro ¿Hora? La ignoro, hay tantas cosas que ya no se... Pero me da igual.
Todo empezó hace un año ya, cuando vine a vivir a la ciudad por motivos de estudios, todo parecía ir bien, buen ambiente en mi piso con mi hermana como compañera, me iba bien en los estudios y había hecho buenos amigos desde el primer día. Había conocido a la que podría ser la chica mas guapa que nunca había visto, la conocí el primer día de clase en el metro, su nombre era Sara, tenia un largo cabello negro, sus ojos eran verdes del color de las aceitunas, unos bonitos labios y un cuerpo equilibrado y perfecto. Ella se tropezó al subir al vagón, yo la cogí y evite que se cayera, así empezó todo, cada mañana al coger el metro nos veíamos y cada mañana charlábamos hasta que ella se bajaba en su estación. Pasaron dos meses y medio y ocurrió el incidente mas triste de toda mi vida, mis padres y mi hermana, murieron en un accidente de coche y yo también hubiese muerto de haber ido ese fin de semana de visita... Y durante el mes siguiente a eso deseaba haberlo hecho... En apenas un mes y medio queme casi todo el dinero que me habían dejado mis padres, borracheras, drogas, mi vida había tomado un camino hacia la autodestrucción. Fue una noche en la que deseaba morir con toda mi alma, la que me hizo renacer. Caminaba como podía con una borrachera de mil demonios deseando encontrarme con alguien para provocarlo e iniciar una pelea en la que acabara muerto, no se cuanto rato ande, ni por donde, pero en un callejón pude ver a un montón de gente, vestida de forma extraña, no podía verlos muy bien pero no me importaba, reuní parte de las fuerzas que me quedaban y me puse a gritarles todos los insultos que se me pasaron por la cabeza, esperando que avanzaran hacia mi y me diesen esa paliza de muerte que iba buscando, pero ni se inmutaron, seguían ahí quietos, sin acercarse a mi, lo cual me enfureció mas y decidí ir yo hacia ellos. Cuando llegue a su altura no me podía creer los que estaba viendo, los chicos y chicas que había allí tenían los ojos tapados y las bocas amordazadas, iban vestidos con ropa de cuero y látex y estaban encadenados a una especie de barra metálica en ese callejón, la ira se transformo en miedo y caminando lentamente hacia atrás tropecé con unos cubos de basura, armando un escándalo. En apenas lo que tarde en levantarme había salido un montón de gente de ese lugar, todos vestidos de la misma extraña forma, me rodearon y cuando mas asustado estaba, escuché una voz conocida y tranquilizadora llamándome por el que una vez fue mi nombre, era la voz de Sara, de no ser porque me hablo y se acerco a mi, jamas la hubiese conocido.
Esa noche me llevo con ella a su casa y hablamos casi toda la noche, le conté todo lo que me había ocurrido y ella me escucho, me apoyo y esa misma noche cuando ella me explico cosas acerca de ese lugar y la gente que había en la puerta, me dijo “Yo puedo cuidar de ti, pero tendrás que entregarme a cambio eso que muchos creen que tienen, tu libertad” Yo no sabia que decir, ni que pensar, pero ya no me quedaba nada que perder, así que acepte. Cuando acepte ella me llevo al baño y me dijo que me duchase y que al salir fuese a su habitación, sin nada de ropa, que esa ropa estaba sucia y olía fatal, ella me daría otra ropa me dijo.
Me duche y una vez me hube secado me dirigí hacía su habitación donde ella me esperaba sentada en la cama, vestida con un vestido rojo, invitándome a sentarme con su mano, me encontraba sentado cuando ella cogió una venda con la que empezó a vendarme los ojos, mientras me decía con una voz seria “A partir de ahora solo veras cuando yo te lo mande, hablaras cuando yo te lo mande y solo podrás oler, escuchar y sentir” No se el porque pero no sentí miedo, ni nada malo, al contrario, el suave tacto de sus manos me tranquilizaba, su voz era como la melodía de un ángel celestial y su olor el mas dulce de los olores. Mientras estaba tumbado en la cama sintiendo como sus uñas recorrían mi cuerpo, me dijo “ Ahora olvidate de todo, deja atrás al tú que conociste, tu nombre, tu pasado, todo, ya no eres mas ese que eras, ahora, eres mi mascota, harás todo lo que te diga y cuando te lo diga, no tendrás un nombre propio, solo seras un perro obediente a una única persona, yo, tu ama” Cuando termino de hablar, me encontraba mas excitado de lo que nunca pude haber imaginado, pero la excitación se convirtió en una mezcla de placer y dolor, pues me estaba marcando el hombro con sus dientes, apretando hasta hacerme sangrar, dejándome una buena marca para indicar que este perro tenia una dueña.

domingo, 20 de mayo de 2012

Cuento de un Pajarito


Hace tiempo en un lugar que no tiene nombre en nuestra lengua, pues para el ser humano era imposible pisarlo, vivía un joven pájaro. Sus plumas eran del color del amanecer y brillaban con el brillo de las estrellas.
El joven pájaro era el encargado de cuidar a cada una de las estrellas que vemos cuando el sol se pone. Eso era lo que había hecho toda su vida, anteriormente lo hizo su padre y antes de éste su abuelo. Era un trabajo que pasaba de padres a hijos.
El pájaro era un buen cuidador de estrellas pero allá en ese lugar entre el cielo y las estrellas no estaba cómodo. Había veces que soñaba con ser como uno de esos seres que vivían en el mundo inferior.
Una noche mientras cuidaba de una estrella, esta lo vio más cansado de lo normal y le preguntó: “¿Que te pasa mi buen amigo pajarito?”. El pajarito le contó lo que le ocurría: quería ser un ser humano. La estrella no pudo evitar preguntarle que por qué quería algo así sabiendo que los humanos eran criaturas horribles capaces de divertirse viendo sufrir a los de su misma especie.
El pajarito dijo que ya lo sabía y respondió que al menos ellos tenían a más seres de su especie con los que hablar, jugar y convivir, que él estaba cansado de estar solo y aún le faltaba mucho tiempo para crear a su sucesor con nubes y estrellas.
La estrella quiso ayudar a su joven amigo y le propuso algo. Le dijo que juntara unas cuantas nubes y polvo de estrella para crear a otro cuidador, que ellas le ayudarían a convertirse en humano.
El pajarito así lo hizo. Juntó un buen puñado de nubes y otro buen montón de polvo de estrellas. La estrella le preguntó que si estaba realmente seguro de hacer esto ya que cuando cayese a la tierra y naciera como humano no podría volver y que perdería todos sus recuerdos de esta vida.
Le dijo, también, que al anochecer y mirar a las estrellas no se preocupase si sentía que estas lo llamaban. Después de todo, su esencia estaba hecha con nubes y polvos de estrella.
El pajarito le dijo que estaba seguro de querer hacerlo y la estrella le concedió ese deseo. Finalmente le dijo estas palabras: “ Adiós pajarito. Aunque pierdas tus bellas alas y con ellas tus recuerdos, nosotras no nos olvidaremos ni de ti ni de ellas. Que tu último vuelo hacia la tierra de esos seres sea bueno y llegues a un buen lugar”.